lunes, 23 de noviembre de 2009

Antonia: “Las adopciones son como una subasta, a ver quien da más para llevarselos antes”



Fotografías: Óscar Dacosta

Roi Palmás/Kiev

Encontrar en Kiev una voz tan autorizada como la de Antonia no es tan habitual. Lo cierto es que parece un auténtico lujo oír de voz de alguien que lleva trabajando toda la vida en esto un diagnóstico social como el que ella misma nos ha brindado.

Antonia es de Zamora y es monja, dominica concretamente. Una gran parte de su vida la ha pasado en el corazón del África negra, en la República del Congo. Recuerda que le ha tocado vivir momentos buenos y otros muy delicados. Poco antes de cumplir 25 años de estancia en aquel territorio, su vida cambió, y con ella, el lugar y los destinatarios de sus acciones. “Dejar el Congo me salvó la vida porque si no salgo de allí, no lo hubiera contado”, asegura la hermana, cuando nos cuenta que tiene la malaria crónica como unos de los recuerdos de aquella etapa.

Antonia cambió el calor africano por el frío ucraniano. Su relato parece el de una gran exploradora o aventurera y lo cierto es que el espíritu lo sigue teniendo como el de una pletórica misionera a la que pocas cosas se le ponen por delante. En Kiev, donde ahora reside, ha fundado lo que llaman “la casa de los niños”. Asegura que su misión es “evangelizar y enseñar” aunque puntualiza que “nunca le preguntamos a ningún niño de qué religión es”.

Su testimonio, en efecto, sirve para conocer el estado actual del país. Cuando empezó a levantar lo que hoy en día es un centro multidisciplinar a donde acuden mayores y niños varias veces por semana para aprender español, entre otras actividades, los precios existentes estaban realmente muy asequibles. Sin embargo, fecha en 2005 el “boom inmobiliario” ucraniano. Asegura que “en muy poco tiempo los materiales de construcción subieron sus precios un 100%” y certifica que ir a la compra ahora ya no es lo que era.

Le preguntamos cómo está la juventud en el país y sobre todo, cómo viven los más pequeños. La respuesta es que “el Estado tiene a los niños muy controlados. Hay centros de acogida, centros de emergencia, orfanatos… está bien organizado e incluso la policía sabe de dónde es cada niño, aunque nos pueda parecer que no”. No obstante, también reconoce que “hay muchos que no quieren ir a estos centros. En sus familias suelen ser maltratados y huyen”.

Uno de los grandes problemas es el de la droga, en su sentido más amplio. Además del alcohol, que supone el porcentaje más elevado y más peligroso de los casos, otro tipo de sustancias están al alcance de estos príncipes de las calles. “Ucrania es distribuidor de todo” y cuando dice “todo”, es todo. A tal punto llega la crueldad de estas adicciones tempranas que lo resume advirtiendo que “muchos jóvenes nacen, crecen, se reproducen, beben y mueren”, como cierto anuncio famoso de hace años.

Para Antonia, en Ucrania “hay gente que tiene mucha fachada” aunque resalta que “la pobreza aquí es mucho más denigrante que en África, donde realmente no hay nada, pero te miran con una sonrisa”. Aquí se ponen las caretas de las grandes marcas aunque cuando se desnudan, quedan realmente en cueros.

El otro gran punto de interés de nuestra conversación es el de las adopciones. Lo describe como “algo terrible” por la “corrupción” que suele envolver estos procesos. Nos cuenta que vienen muchos europeos a buscar a niños de este país y que “realmente se ponen muchísimas trabas”. Finalmente se zanja el asunto con una afirmación categórica: “Las adopciones son como una subasta, a ver quién da más para llevárselo antes”.

2 comentarios:

  1. Es muy triste que se juegue así con los niños, como si fueran mercancía. Por si no fuera suficiente las penosas condiciones de vida que tienen ponen trabas "estúpidas" a las personas que quieren adoptarlos en lugar de buscar el bienestar de los pequeños.
    Estoy de acuerdo con Antonia. En Centroamérica hemos visto muchos niños que viven en la extrema pobreza pero tienen una sonrisa en la cara y se ven queridos y atendidos "en la medida de sus posibilidades" por sus padres. Esto que contais aún le da más valor a la gran labor humanitaria que estais realizando por ahi. Bicos

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  2. Niso si que ten moita razón a monxa. En Ucraína a xente está tan preocupada polas aparencias e por criticar a quen non aparenta que son capaces de gastar todos os aforros nun móbil caro só por lucirse diante dos demais.

    En Ucraína non se permiten adopcións de nenos a estranxeiros que non padezan unha enfermidade ou minusvalía. Supostamente é para protexelos das mafias que trafican con órganos, pero se subornas o funcionario de marras entón podes levar que queiras.

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