miércoles, 18 de noviembre de 2009

El pánico a la pandemia gripal, elevado a la enésima potencia




Fotografías: Óscar Dacosta

Roi Palmás/Kiev

Todo lo que se ha hablado, escrito y oído sobre el virus de la gripe N1-H1 (la conocida como Gripe A) en España es algo irrisorio con lo que acontece en el día a día de Ucrania en relación a este asunto. El país está literalmente tomado por las medidas de seguridad -que a veces parecen extremas- para combatir este problema que no se ve pero que se palpa en el ambiente, aunque no haya mutado al estado de plaga. Mientras en el contexto español se están viviendo los primeros compases de una vacunación preventiva en bloque, la ciudadanía ucraniana pasa sus días pendiente de extremar las condiciones de higiene y limpieza para no dejar paso a posibles contagios. A tal punto ha llegado la situación que el Gobierno central ha ordenado el cierre de todas las escuelas por espacio de tres semanas. Ese plazo finaliza dentro de unos días y mientras tanto, los más pequeños han visto interrumpida de la noche a la mañana su formación académica, aunque lo que más preocupa es que nadie puede asegurar que este plazo no se prolongue durante tres semanas más, en principio.

Así, con las aulas vacías y con la práctica totalidad del sector servicios que trabaja de cara al público obligado a portar mascarillas protectoras, se levanta y se acuesta el país. Por la televisión se ven imágenes de extranjeros y nativos que las portan. En las iglesias, en el metro, en los supermercados o en los aviones, se puede ver esa imagen ya normalizada aunque sin duda fuera de lo normal si se analizan detenidamente los indicios y los casos reales de la enfermedad. Sin embargo, basta con hacer una rápida encuesta entre la población de a pie para confirmar que este problema de la gripe A, y lógicamente, el miedo que se ha instalado desde el poder a un contagio masivo, no preocupa como podría parecer a la mayoría de los ucranianos. De hecho, los habitantes acostumbran a entender todo este proceso como algo inducido por los grandes actores económicos (véase empresas farmacéuticas o intermediaros que venden no sólo medicamentos, sino productos que convencionalmente ayudan a minimizar los síntomas de estos procesos como el limón, los ajos o la miel, que han multiplicado su precio varias veces desde que estalló el pánico y que junto con las propias mascarillas se han convertido en bienes de primerísima necesidad).

Y sobre todo, este panorama sobrevuela una única idea con dos vertientes: que en 2010 se convocarán elecciones generales y que la clase política parece ser la más preocupada por combatir este virus, tanto de puertas para adentro del país, como de cara al exterior, a quien se le está transmitiendo una imagen de concienciación social que precisamente en el corazón de la ciudad sigue sin cuajar tan profundamente como desearían los mandatarios.

2 comentarios:

  1. Me encanta la foto del niño... Es genial.
    Parece que en Ucrania hay temor a la gripe A.
    Y mientras, aquí en España la gente no quiere vacunarse porque no se fían... Tremendo.

    ESTRELLA

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  2. ¡Pedazo foto! Oscar, me has conquistado como fotoperiodista. Roi, para tu trabajo no tengo ni palabras. Una labor intachable de un activo insustituible dentro de Agareso. Muy buen trabajo chicos. Seguid contándonos vuestras historias,que nos enternecen. Mucho ánimo

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